
Después de tocar la puerta blanca y encender un cigarrillo, mientras esperaba a que cruzara la cocina y me abriera la puerta, le dije: "La ciudad entera es tuya, es el único testigo de que existió un ustedes, ahora la ciudad está vacía"... Y bajé la mirada.
El vacío es infinito, no se materializa en nada mas que silencios.
ResponderEliminarExistir siempre pretende traer recuerdos. Y los recuerdos cruzan cualquier pared.