
Entre cada vuelco en el aire pensaba que quizá mi vida siempre sería así, un balanceo constante de un extremo al otro lleno de sensaciones multicolor reflejadas en blanco y negro. El vértigo hacía que me sostuviese fuerte, el ligero rose de mis pies en la tierra era tan fugaz como mi juicio, sólo lo podía sentir por un breve instante y ni siquiera por completo, un estremecimiento efímero que me recordaba cómo viven los mortales, mientras el impulso al cielo me llevaba nuevamente a los brazos de la locura. Necesito columpiarme, pero esta vez con un vuelo sin prisas y sin tiempo. ¿A qué velocidad deberé viajar esta vez?