Carta a un indómito.


Diciembre

Querido e indoblegable amigo:

Hace tiempo en un lugar no muy lejano, algunas cuatro horas de distancia de aquí, había un molino gigantesco que habitaba aquella ciudad, irónicamente a pesar de que no había montañas que protegieran el lugar, el viento no golpeaba aquella zona desértica, sólo una capa de polvo volaba entre las nubes, anegando los pulmones de sus habitantes. Y el molino rojo cada vez perdía su color al llenarse de esa capa sepia que lo amarraba en un abrazo.
Una tarde llegó a la zona un anticuario en busca de algún objeto para su colección. Y en su búsqueda al ver aquel molino sintió que le faltaba el aire y sus pupilas quedaron prendadas de él. Por desgracia, la primera vez no pudo tenerle regresando con las manos vacías y con las ansias en los bolsillos por volverle a ver. Se sucedieron los días y con ellos los meses, pero el hombre cumplió su promesa y regresó por sus ojos, llevando al molino con él a su cabaña rodeada de montañas, donde poco a poco le quitó lo terroso y le devolvió el brillo, haciendo que sus brazos volvieran a girar con el viento borrascoso que corría por aquél lugar. Entonces, por fin el molino descubrió que su piel era roja y nunca más volvería a ser sepia, porque por primera vez en su vida se dio cuenta lo necesario que era el viento para poder girar y sentirse pleno entre las montañas que le hacían compañía.
Ojalá este cuento le haya parecido metafórico y lo comprenda en su momento, ¿de qué manera podría pedirle que dejase de molestar a la Señorita Dostoievsky? ya que sus juegos y artimañas no nos son gratos, al contrario, nos parecen presuntuosos e infantiles, quizá este confundido Mr. Vertiz, el amor es un juego de confusiones y lamentablemente para amar cualquier simple estudiante de secundaria puede hacerlo, pero odiar es un arte y para su mala fortuna la Señorita Dostoievsky no siente odio por usted obviamente mucho menos amor, hay cosas que con el paso del tiempo se empolvan, y cuando uno intenta reflejarse nuevamente no puede encontrarse en ningún lado, cuando estas cosas vuelven a brillar lamentablemente es para otro cielo y en este caso, no es el suyo.
Lo siento amigo, a veces aunque cueste hay que saber perder, y dudo que alguna vez usted haya estado siquiera en el juego. Espero que esta sea la primera y última vez que me cause el placer de escribirle, deseándole que encuentre la felicidad en las cosas que tiene disponibles, después de todo no le hace falta nada más a su vida llena de confort, tiene un auto deportivo que le devuelve la vida a su edad, una esposa que al caer la tarde ansía verlo llegar, un hijo que espera ser como usted el día de mañana, quien supongo lo mira como un héroe y un empleo que bien le ha servido para liberar sus frustraciones y costearse la vida que usted eligió. Viéndolo de esta manera Mr. Vertiz, no veo que le haga falta algo más a su vida, así que por favor, no trate de limpiar el polvo donde no lo hay, porque pudiese resultar lastimado, los brazos de los molinos son como navajas, no los subestime y usted no necesita viento mientras tenga el polvo de Torreón que lo amarre en un abrazo. Adiós.


P.D.Tendrá que aprender a olvidar,
el olvido es un arma de dos filos
no se mueva o le cortará un poco la piel.

Rodka

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